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lunes, 27 de febrero de 2012

Sí el perro es tuyo, la mierda también.

Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. EINSTEIN, Albert


Últimamente allá donde miro no veo más que mierda. Tengo la incomoda sensación de que la estupidez humana es universal e infinita y se lo traga todo como si fuera un agujero negro. No hay consuelo en eso y encima caemos en el peligro de caer en la estúpida inapetencia y la auto-complacencia. Pero esa estupidez universal parece una fuerza constante, como la gravedad, que nos obliga a orbitar a su alrededor y que nos rompe los dientes de vez en cuando con algún meteorito solo por demostrar quien manda. El punto en común siempre es el mismo, se veía venir. ¿Y sí se veía venir entonces qué pasó? Que nos volvimos estúpidos jaleadores.



Siempre me gustó aquella expresión de depurar responsabilidades. La idea de una responsabilidad pura es tranquilizante. Nos permite recuperar el aliento y nos exime de responsabilidad por el módico precio de la esclavitud al sistema. Y luego llegan aquellos de los trajes grises, con sus cuños oficiales y sus carpetas, para burocratizar a los muertos en un epitafio llamado informe, o atestado. Paginas que se volverán amarillas con el paso del tiempo mientras nos olvidamos de ellas.

La responsabilidad pura (o depurada) es esa que rara vez entra en el despacho. Se limita a dar carnaza a los intelectuales de tertulia que se ganarán un noble sobresueldo aireando su ira. Nuestra función será la de jaleadores de fondo. Seremos como aquellas risas enlatadas de las comedias baratas de TV, crearemos ambiente. Mientras una mano, la mano, moverá toda esta puesta en escena como si fuera un botafumeiro, arriba y abajo, arriba y abajo, hasta que el olor a incienso de la preocupación sea lo suficientemente convincente para redimir nuestros pecados, y de nuevo no hacer nada. Ego me absolvo a pecates tuis in nomine Pater. Amen.





Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda.

KING, Martin Luther